Carlos Emilio Larreátegui: Universidad y poder blando

Este curioso episodio ejemplifica el rol crucial del denominado poder blando en el tablero geopolítico
Era 1958 y el mundo vivía la creciente tensión de la Guerra Fría. En un rincón lejano de la Unión Soviética, un joven llamado Alexander Yakovlev preparaba maletas para viajar a Nueva York bajo un programa de intercambio en la Universidad de Columbia. Yakovlev -se sabría años después- era el único de los diecisiete seleccionados para el programa que era un estudiante legítimo; el resto, espías de la KGB.
Durante su estancia en Norteamérica estudió economía y experimentó el capitalismo cruzando el país de costa a costa. Años más tarde, gracias a sus excepcionales aptitudes, Yakovlev llegó a ser miembro del Politburó soviético y del gabinete de Gorbachov. Desde esa posición dejó su impronta en la historia. Como padre intelectual de las políticas de apertura de la Glásnost y la Perestroika, sus ideas y acciones fueron determinantes en la implosión del comunismo soviético. Sospecho que su paso por Columbia tuvo una enorme influencia en su visión y en las políticas que ejecutó, y que cambiaron el mundo para siempre.
Este curioso episodio ejemplifica el rol crucial del denominado poder blando en el tablero geopolítico. Este término, acuñado por quien fuera decano de la Escuela de Gobierno de Harvard, Joseph Nye, se refiere a la capacidad de un país para alcanzar objetivos políticos sin recurrir a medidas de fuerza.
Nye y otros coinciden en que las universidades estadounidenses son, quizá, la fuente más importante de poder blando para su país. A través de la excelencia educativa que atrae a cientos de miles de estudiantes de todo el mundo y del impacto poderoso de la ciencia, las universidades estadounidenses proyectan globalmente los valores y virtudes de su sistema económico y político.
Resulta incomprensible que el gobierno norteamericano haya lanzado una ofensiva tan feroz contra sus universidades, sin medir el impacto que esto pueda tener. Que no haya dudas de que naciones que compiten con los Estados Unidos en el tablero mundial, como China o Rusia, buscarán la forma de aprovechar el debilitamiento de las universidades norteamericanas y su incalculable poder blando.