Carlos Andrés Vera | Suficiente daño se ha hecho
Lo que hoy domina el territorio venezolano es un entramado que opera como ‘hub’
El Premio Nobel de la Paz otorgado a María Corina Machado es un mensaje de un peso simbólico que América Latina no puede darse el lujo de minimizar ni relativizar. Que una líder venezolana reciba este reconocimiento en el contexto de la dictadura de Nicolás Maduro implica, de facto, que el comité Nobel ha certificado ante el mundo algo que muchos todavía se resisten a aceptar: Venezuela dejó hace tiempo de ser un experimento político fallido y se convirtió en una maquinaria criminal que ha disuelto al Estado, devastado la economía y expulsado a millones de personas.
La raíz de este colapso comenzó en los noventa, cuando Hugo Chávez llegó al poder por la vía democrática y, paulatinamente, el proyecto degeneró en un sistema regional autoritario, violento y tomado por redes ilícitas. Lo que hoy domina el territorio venezolano es un entramado que opera como ‘hub’ criminal cuya brutalidad ha sido documentada hasta el cansancio. Y su influencia en Latinoamérica, Ecuador incluido, es devastadora.
Que exista aún un sector del mundo que justifica, minimiza o incluso aplaude a Maduro -aunque cada vez con más pudor- revela la persistencia de una ceguera ideológica letal. En Ecuador esa ceguera tiene nombre y apellido. Basta citar la última elección de 2024, cuando una nutrida delegación de activistas y figuras públicas ecuatorianas, militantes y cercanos al correísmo y a Pachakutik, viajó a validar la permanencia de la élite criminal en el poder. Imposible tomarlo a la ligera, pues esas personas actúan en la política nacional, opinan, militan, aspiran a gobernarnos y defienden, en esencia, al dictador que por años los ha financiado.
Este Nobel a María Corina Machado es también una advertencia moral y política para nosotros. El veredicto nos interpela directamente: el chavismo no puede seguir teniendo espacios de retorno ni de reciclaje. Su legado no es de justicia social, sino de devastación humana. ¿Cuántas evidencias más se necesitan?
Estamos contemplando el final del chavismo. En Ecuador es tiempo también de pasar la página y cerrar definitivamente la puerta a proyectos que, bajo un paraguas de dogmatismo ideológico y de boicot permanente, no buscan el bienestar de la sociedad, sino la disolución del Estado en beneficio de redes criminales. Suficiente daño se ha hecho.