Premium

Institucionalidad

Avatar del Carlos Alberto Reyes Salvador

¿Cómo es que estos países vecinos, con situaciones políticas tan o más graves que la nuestra, acceden a mayores niveles de inversión extranjera?

Mientras la atención del país se centra en el juicio político al presidente de la República, la violencia se toma las calles de forma sanguinaria y escalofriante a lo largo del territorio nacional. Masacres a pescadores, secuestros indiscriminados, asaltos a mano armada en cada esquina, ‘vendettas’, sicariatos, vacunas, la lista es interminable. Vemos atónitos cómo el Estado no se da abasto para garantizar la seguridad de la ciudadanía, cómo frente a un tema tan delicado e imperioso, improvisa con funcionarios que no están capacitados para diseñar y ejecutar políticas orientadas a luchar de forma coherente y efectiva contra la delincuencia organizada.

En este contexto, el riesgo país vuelve a verse impactado, en esta ocasión bordeando los 2.000 puntos. Los mercados extranjeros tienen las cosas claras, los índices macroeconómicos no bastan para garantizar el pago de deudas. En un país escaso de institucionalidad, el repago requiere en gran medida de la voluntad política del gobierno de turno y a estas alturas resulta incierto cual será este. El riesgo percibido del Ecuador no se compadece con el de nuestros vecinos y esto queda demostrado por el nivel de inversión extranjera en nuestro país. Aunque el Gobierno quiera subrayar que la inversión extranjera ha crecido, como en efecto lo ha hecho, pasando de USD 623 millones en el año 2021 a USD 1.125 millones en 2022, según datos del Ministerio de Producción, esta sigue siendo marginal en el contexto regional. El Perú recibió en el año 2021 USD 7.500 millones de inversión extranjera; un país cuya inestabilidad política en los últimos años ha sido insostenible, con una presidente que no goza del mandato popular y que se encuentra luchando por concluir el periodo de su antecesor, el defenestrado montonero Pedro Castillo, un presidente de izquierda auspiciado por grupos subversivos; un país que ha tenido 6 presidentes en los últimos 7 años. Por su lado, Colombia recibió en el año 2021, USD 9.600 millones, un país gobernado por un mandatario de izquierdas, exguerrillero y que hace temblar a los mercados internacionales.

¿Cómo es que estos dos países vecinos, con situaciones políticas tan o más graves que la nuestra, acceden a considerablemente mayores niveles de inversión extranjera y presentan niveles de riesgo inferiores al nuestro en 5 y 10 veces respectivamente? ¿Qué hace que estos países, políticamente inestables, sean percibidos como menos riesgosos?

La respuesta va por el lado de la institucionalidad, de tener reglas claras, de tener un Estado que garantiza el bienestar y que honra sus compromisos. Los mercados no prevén que el Gobierno de Perú o el de Colombia, cualquiera que fuere su presidente, vaya a dejar de pagar sus deudas, no temen que las reglas de juego cambien a medio camino de forma arbitraria; no esperan que les impongan impuestos de última hora, poco planificados; no temen que grupos minoritarios se tomen las calles y decidan el futuro del país.

Mientras los actores políticos se encuentran enfrascados en una interminable pugna de poder, la violencia y el crimen organizado toman el control de todos los ámbitos de la sociedad y todos los ciudadanos pagamos las consecuencias.