Carlos Alberto Reyes Salvador | Riesgo país y los subsidios

La reducción del riesgo país es un indicador de que la economía va en la dirección correcta
La reciente caída del riesgo país es una señal inequívoca de que las decisiones adoptadas en materia económica y fiscal están siendo valoradas positivamente por inversionistas y organismos multilaterales. Después de años en que este indicador se mantuvo en niveles que reflejaban desconfianza y vulnerabilidad, su reducción abre las puertas a créditos menos costosos, mejora la imagen del país y permite que el país respire con mayor estabilidad financiera.
Uno de los factores que ha incidido en esta percepción positiva es la eliminación de los subsidios al diésel, medida que por décadas drenó los recursos públicos sin discriminar entre quienes realmente lo necesitaban y aquellos que se beneficiaban de un combustible artificialmente barato para realizar actividades ilícitas y de contrabando. La eliminación de este subsidio era necesaria a fin de evitar que el Estado siga cargando con un gasto ineficiente y pueda destinar esos recursos a equilibrar las cuentas fiscales.
La reacción del sector transportista no se hizo esperar. La amenaza de una paralización nacional generó tensiones que recordaron a la ciudadanía episodios pasados de bloqueos y caos en las vías. Sin embargo, a diferencia de ocasiones anteriores, el conflicto no escaló, pues las mesas de diálogo convocadas por el Gobierno funcionaron como un espacio de negociación real y efectiva. Allí se discutieron los alcances de la medida, se escucharon las preocupaciones de los transportistas y se elaboraron mecanismos de compensación que mitiguen el impacto directo en sus costos operativos.
El desenlace de este episodio: protestas aisladas, débiles y desorganizadas, ubicadas en diversos sectores del país; un panorama que dista mucho de lo vivido en octubre de 2019 y en junio de 2023 en los gobiernos de Lenín Moreno y Guillermo Lasso, respectivamente
Lo anterior demuestra que el país es capaz de adoptar decisiones impopulares sin caer en la violencia ni el desorden, confirmando que un diálogo efectivo puede sustituir a la imposición y que los conflictos sociales, lejos de resolverse en las calles, pueden encauzarse en las mesas de negociación.
La suma de estos factores explica, en parte, el descenso del riesgo país. Los mercados perciben que Ecuador empieza a tomar un control responsable de sus finanzas, que se aleja de la trampa de los subsidios indiscriminados y que, además, logra procesar las tensiones sociales de manera institucional.
La sostenibilidad fiscal seguirá dependiendo de otros elementos: sostener la recaudación sin incrementar impuestos que asfixien la economía, promover la inversión privada, dinamizar el sector exportador y garantizar un clima de estabilidad política y seguridad ciudadana.
La reducción del riesgo país es un indicador de que la economía va en la dirección correcta. Sostener esta tendencia dependerá de la coherencia y continuidad de las políticas públicas, así como de la capacidad del Estado para seguir dialogando con los distintos sectores sociales.
La disciplina fiscal, el respeto a la dolarización y la búsqueda de consensos son las claves para que este esfuerzo no se diluya y para que el país logre finalmente consolidar una senda de crecimiento sostenido y responsable.