Como mencionamos anteriormente, la izquierda en Latinoamérica se encuentra en una posición defensiva, preocupada por la creciente influencia del libertarismo que amenaza con desmantelar la estructura del Estado interventor. Por esto critican infundadamente las ideas libertarias como inéditas y potencialmente catastróficas. Etiquetan a Milei de manera errónea como un fascista de extrema derecha, trazando paralelos con figuras como Donald Trump y Jair Bolsonaro. Además, pronostican la supresión de derechos sociales consolidados, lo cual, según ellos, provocaría disturbios y desorden en las calles.

Sin embargo, en los últimos 75 años, ha habido ejemplos notables donde la implementación de políticas públicas con enfoque libertario ha dado resultados positivos. Estas políticas, caracterizadas por la liberalización económica y cambios estructurales abruptos, han demostrado ser exitosas en varios contextos históricos. Por ejemplo, en la Alemania Occidental de la posguerra, las reformas de Adenauer revitalizaron la economía del país y contribuyeron a su renacimiento como una potencia global. En la Inglaterra de Margaret Thatcher se logró combatir la inflación de manera efectiva mediante la adopción de estas políticas. Similarmente, en el Perú bajo la presidencia de Alberto Fujimori se abandonó el modelo estatalista heredado del Velasquismo y exacerbado por Alan García, optando por una orientación de mercado que transformó la economía del país.

Por otro lado, calificar a Milei de fascista resulta contradictorio con su postura libertaria e individualista, que se distingue por su rechazo a las ideologías colectivistas. Las comparaciones con figuras como Donald Trump y Jair Bolsonaro surgen naturalmente, dado que estos líderes comparten su firme oposición a la izquierda y poseen un carisma contundente que, para algunos, puede resultar provocador.

Es lamentable que la izquierda opte por la violencia como medio para expresar sus posturas políticas, amenazando con incendiar las calles en respuesta a las propuestas de Milei de reducir el alcance del Estado y suprimir ciertas prestaciones sociales, innecesarias y perjudiciales para la economía del país. Resulta evidente que lucharán por mantener sus privilegios con determinación. No obstante, existe la posibilidad de que el impacto positivo y tangible de las políticas económicas de reactivación propuestas por Milei, mitigue las manifestaciones que el peronismo podría organizar al evidenciarse la efectividad de estas medidas.

Al final, lo que más importa al ciudadano promedio es poder garantizar su bienestar y el de su familia mediante su trabajo y esfuerzo. Por ello, muchos comprenderán la necesidad de recortar ciertos beneficios sociales para lograr la estabilización económica. En esencia, la preocupación principal de la población es evitar el hambre y la carestía, más que conservar derechos sociales que, aunque estén escritos, a menudo no se materializan en la realidad.

Milei tienen una gran oportunidad para demostrarle al mundo que: “El capitalismo de libre empresa como sistema económico es la única herramienta que tenemos para terminar con el hambre, la pobreza y la indigencia a lo largo y a lo ancho del planeta”. (J. Milei, Foro de Davos).