En política los pactos, los acuerdos, los compromisos que pueden suscribirse entre los diversos sectores de opinión no son malos ni siempre deben ser mirados mal porque las diferencias, las diversas maneras de pensar y de actuar son parte importante del juego de la democracia. Mas, siempre esos compromisos deben ser para beneficio del pueblo y para que la patria avance superando sus problemas, antes que para satisfacer intereses mezquinos y menos aún para atentar contra valores morales, éticos y jurídicos.

Se habla de un pacto, que el país no lo conoce a cabalidad, que fue convenido entre PSC, CREO y UNES para darle “gobernabilidad” (que es la palabra de moda ), al gobierno entrante que inicia sus labores hoy día.

En este compromiso se habla de la formación de una comisión de la verdad designada por la Asamblea para “ revisar” los juicios penales en los que están con sentencias ejecutoriadas varios funcionarios del régimen anterior.

Esto es inaceptable que se lo hubiera querido poner en práctica por varias razones: la Asamblea no tiene capacidad jurídica para intervenir en la función Judicial, y menos para revisar juicios tramitados por esa función del Estado. Luego, y esto es más importante, Lasso dijo que haría lo necesario para que la ONU intervenga, así como intervino en Guatemala, para perseguir a los autores de delitos de corrupción y para que ayude al Ecuador a recuperar el dinero robado.

La ciudadanía rechazó mayoritariamente el pacto famoso. Lasso , con gran criterio político, prefirió ser calificado como traidor por los integrantes de ese pacto, antes que por el pueblo que votó mayoritariamente por él.

Por estas consideraciones , el “reencuentro” del que él habla debe ser con la ciudadanía, que va a estar vigilante para apoyarlo, darle sugerencias, propuestas para sacar al país de la situación difícil que confronta, toda vez que entendemos que el cambio debe llegar con la actuación decidida de quienes anhelamos un nuevo Ecuador.