Hay cómo salir de la crisis institucional

Esta decisión que debe tomar el presidente de la República ha sido analizada por la academia, que no tiene otro interés que el progreso del país. Lasso debe oír esta propuesta llena de ecuatorianidad
El caos institucional que está viviendo nuestro país no puede ser visto con indiferencia por la ciudadanía, que sabe que una situación de esta naturaleza lleva a nuestra sociedad a su ruina, como sucede en países amigos cercanos al nuestro, que por no haber sabido enfrentar a la bestia a tiempo y con entereza están sumidas en la miseria, en la corrupción y en el desconcierto.
Por eso es que la sociedad ecuatoriana encuentra, quizás como la única salida democrática, la de exigir que el presidente de la República en lugar de dar palos de ciego que a nada bueno llevan, de conformidad con la carta política vigente, aplique el artículo 104.2 para que mediante una consulta popular en la modalidad de referéndum le plantee al pueblo si cree conveniente para el desarrollo nacional que se ponga en vigencia la Constitución del año 1998, para que reemplace a la del 2008 dictada por la Asamblea Constituyente de Montecristi.
Para ello se puede basar en el principio que afirma que las cosas en derecho se deshacen como se hacen. Y además en la disposición final de esa carta que dice que fue aprobada por referéndum, por lo cual cabe aplicar el mismo procedimiento para que sea el soberano el que decida sus destinos.
Además, la carta del año 1998 fue derogada por referéndum para que entre en vigencia la de 1998, por lo que asimismo puede recobrar su vigencia con aplicación del mismo procedimiento.
La Constitución del 2008 vigente permite el hiperpresidencialismo, la existencia de instituciones que solamente sirven para que el poder Ejecutivo controle todas las funciones del Estado, consagra una función Legislativa unicameral, contrariando los principios democráticos que mantienen la bicameralidad, diputados y senadores, con lo que se robustecen el Estado de derecho y la democracia republicana.
Esta decisión que debe tomar el presidente de la República ha sido analizada por la academia, que no tiene otro interés que el progreso del país. Lasso debe oír esta propuesta llena de ecuatorianidad.