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Degradación de la política

Avatar del Byron López

Una asamblea que tiene entre sus integrantes a personas acusadas de cobrar “diezmos” a sus amigos para mantenerlos en los cargos, no merece el respeto de la ciudadanía’.

Para la ciudadanía consciente del país nuestro sistema político se deteriora cada día más y más, por lo que hay desafecto en la gente para con la política. Este desafecto ha conseguido que la política pase a manos de los menos capacitados, de los menos entendedores de los problemas del Ecuador, y para que sean politiqueros populistas, sin programas de acción serios, quienes aparezcan por generación espontánea para en una especie de mercado de pulgas ofrecer lo que les sale “del alma”, a sabiendas de que son mentiras, que no las podrán realizar en el supuesto caso de lograr alguna representación popular. Pero esta dura realidad a ellos les es indiferente y buscan poner la responsabilidad afuera, evitando mirarse a sí mismos. La demostración fehaciente de esta cruda situación la podemos comprobar en estos precisos instantes en la Asamblea Nacional, baluarte de la democracia y de la verdadera representación popular, que en lugar de preocuparse , como debería preocuparse por buscar entendimientos honestos y positivos con las esferas del Gobierno, a fin de hallar soluciones para los problemas del IESS, de la salud, del desempleo, de la inseguridad, de la justicia, de la desnutrición infantil, entre otros, forma alianzas contra natura para la desestabilización del orden constituido, y de esta manera tratar de encontrar el camino que lleve a la impunidad todos los procesos penales que se han tramitado y se tramitan en los tribunales del país que buscan sancionar los actos de corrupción que todos conocemos.

Una asamblea que tiene entre sus integrantes a personas acusadas de cobrar diezmos a sus amigos para mantenerlos en los cargos, no merece el respeto de la ciudadanía. Por todo esto, si los asambleístas tuvieran un poco de sangre en la cara deberían trabajar por el país y no estar al servicio de la pérdida de la institucionalidad. El pueblo debe salir de la anomia en la que se encuentra. Debe organizarse para impedir que se consume un atentado más contra la democracia y contra la estabilidad institucional.