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La corrupción

Avatar del Byron López

Ha llegado el momento de pasar de los simples discursos a actuar con decisión, con valentía, por encima de compromisos, de la naturaleza que sean’.

Se reunieron hace pocos días representantes de todas las instituciones del poder político de nuestro país para dizque emprender “una vez más” una lucha denodada contra la corrupción. Estamos cansados de la formación de entidades burocráticas que dicen que van a luchar contra la corrupción sin que veamos nada positivo. Ha llegado el momento de pasar de los simples discursos a actuar con decisión, con valentía, por encima de compromisos, de la naturaleza que sean. Debe haber la decisión política inquebrantable para recuperar los millones de dólares que el gobierno de la “década ganada” sacó fuera del país por sobornos, enriquecimiento ilícito, peculado. Esos millones sí se sabe dónde están porque nada es secreto bajo el sol. Debe cumplirse con la oferta de campaña de Lasso en el sentido de pedir la colaboración de la ONU para que actúe en nuestro país en la forma en la que actuó en Guatemala, donde prestó su colaboración a la Fiscalía para que mandatarios de ese país se vayan a la cárcel y se recuperen los dineros que se llevaron de las arcas fiscales. El poder Legislativo, que estuvo presente en la reunión a la que nos referimos, en lugar de mantener peleas estériles debe dedicarse a reformar urgentemente leyes penales para evitar que el tiempo transcurra y no se logre condenar a los ladrones de los dineros del pueblo, que muy orondos andan con grilletes y aspiran a ser elegidos por el pueblo. Los jueces, igualmente, deben ser independientes, conocedores del derecho, valientes para tomar decisiones e irse a dormir tranquilos. La tarea es ardua, pero hay que hacerla. Otro aspecto importante es el de educar al pueblo porque el peor enemigo de un gobierno corrupto es un pueblo culto. Hay un Código de Ética dictado por este Gobierno para todos los funcionarios públicos. Debe hacérselo cumplir a rajatabla. Si un funcionario comete un acto de corrupción, por pequeño que sea, debe ser mandado a su casa y dejar que la justicia se encargue de determinar su responsabilidad penal.

Rui Barbosa dijo: “de tanto ver agitarse los poderes en manos de los malos, el hombre llega a desanimarse de la virtud y a tener vergüenza de ser honesto”, pensamiento que nos advierte para que los ecuatorianos no vayamos por ese camino.