Proliferación de partidos

"... se afirma que en el Ecuador hay 279 organizaciones políticas a nivel nacional y 185 en proceso de organización que tienen plazo hasta agosto de este año para legalizarse si desean participar en los comicios de 2021"

A la palabra democracia se la interpreta y se la usa en forma inadecuada, con lo que de esta manera lo único que se consigue es desvirtuar su real significado político y social, y crear confusión en el “hombre de a pie”. 

Se dice que hay una efectiva y real democracia en un Estado cuanto mayor es el número de partidos o de movimientos políticos que en él existan. Igualmente se afirma, con el mismo énfasis, que la democracia es más fuerte mientras más elecciones de índole popular se lleven a cabo. Estos conceptos equivocados, por desgracia, han tomado cuerpo en nuestro país, tan proclive a banalidades y novelerías. Por eso presenciamos con asombro la proliferación de partidos y de movimientos que se organizan en vísperas de elecciones y que “duran lo que dura un suspiro”. En este momento se afirma que en el Ecuador hay 279 organizaciones políticas a nivel nacional y 185 en proceso de organización, que tienen plazo hasta agosto de este año para legalizarse si desean participar en los comicios de 2021. Esto es un atentado contra la verdadera democracia. Es un golpe mortal a la organización seria y responsable de nuestra sociedad, que lo propicia el propio Estado a través de sus instituciones, llamadas a controlar el movimiento político en nuestro medio. 

Lo ideal y lo “políticamente correcto” es la constitución y estructuración de partidos políticos nacionales, es decir que tengan una ideología, un programa, propuestas o planes de índole nacional, con dirigentes nacionales y con bases comprometidas con el ideario o la “filosofía” de los partidos de los que son partidarios o simpatizantes. Partidos que no solamente se organicen con miras a las elecciones más cercanas para que una vez que estas pasen, sus “líderes” de pacotilla se esfumen y desaparezcan para siempre…

A nuestro país le hace falta la presencia de conductores que piensen en las próximas generaciones, antes que en las próximas elecciones. Que piensen y actúen con preocupación en favor de la juventud. Esa es una de las tareas de la verdadera democracia.