Premium

Arturo Mocoso: Entre el aplauso y el abucheo

Avatar del Arturo Moscoso Moreno

Vote sí, vote no, vote como le dé la gana. Pero hágalo sabiendo por qué

Hoy, 16 de noviembre, vamos a votar menos por las preguntas que por nuestros sentimientos. No es una consulta, es una sesión de terapia colectiva. Unos irán a declarar su amor al Gobierno, otros a exorcizar su rabia, y los menos a responder lo que se pregunta. Pocos han analizado las preguntas, aunque todos tienen una respuesta. Porque en Ecuador no importa lo que se vota, sino contra quién o a favor de quién se vota. Y ahí está el problema, preferimos la emoción al análisis’, la hinchada a la razón. Votamos como si el acto de marcar una casilla sirviera para desahogarnos, no para decidir. Reflexionar, al parecer, no es lo nuestro.

Pero las preguntas existen. Hablan de bases extranjeras, de reducir asambleístas, de quitar fondos a los partidos, de ir a una Constituyente. Hay, reformas -desde mi perspectiva- razonables y ocurrencias de medianoche. Algunas podrían mejorar el sistema, otras empeorarlo. Sin embargo, eso parece irrelevante. Lo importante, otra vez, es el marcador en un juego de suma cero.

Así, el país vuelve a dividirse entre los que aman y los que odian. Entre los que creen que todo lo que propone el Gobierno es salvación y los que juran que todo es ruina. Convertimos una consulta popular en un concurso de afectos. En lugar de discutir ideas, medimos adhesiones. En lugar de pensar, nos alineamos. En lugar de analizar, reaccionamos.

Votar no debería ser un acto reflejo movido por nuestras emociones. Debería ser una pausa. Un momento breve para preguntarnos si entendemos lo que estamos decidiendo. Nadie está obligado a votar ni ‘sí’ ni ‘no’, pero todos deberíamos sentirnos obligados a saber por qué votamos como votamos. Si el voto se vuelve un impulso, deja de ser una elección y se convierte en una consigna más.

Hoy podríamos hacerlo distinto. No para cambiar la historia, sino para empezar a entenderla. Leer antes de marcar. Pensar antes de opinar. Así que vote como quiera. De verdad. Vote sí, vote no, vote como le dé la gana. Pero hágalo sabiendo por qué. Porque si lo hace solo por quién, entonces no está votando. Está aplaudiendo o abucheando.