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Arturo Moscoso Moreno | Rubio, ¿más el caldo que los huevos?

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Ecuador necesita más que símbolos: recursos, tecnología, inteligencia, trazabilidad financiera contra el lavado de activos

La visita del secretario de Estado Marco Rubio dejó una imagen poderosa: Washington y Quito alineados frente al crimen transnacional. Ese mensaje importa. En tiempos de incertidumbre ante la violencia y la inseguridad, que Estados Unidos exhiba sintonía con Ecuador y elogie al gobierno de Daniel Noboa no es poca cosa. Pero, pasada la visita y leídas las cifras, aparece una pregunta incómoda: ¿qué se logró en concreto?

Hubo anuncios interesantes: la calificación de narcoterroristas a Lobos y Choneros, lo que habilita otras herramientas para combatirlos; casi 20 millones de dólares para seguridad; modernizar el tratado de extradición; y la interlocución con el FMI. Todo valioso, sí, pero todavía sin letra chica: no hay cronogramas, textos ni metas verificables. En comercio quedó flotando el tema de los aranceles y un acuerdo a largo plazo, pero sin definiciones.

Sobre bases o personal militar estadounidense en el país, quedó más en una posibilidad que en una decisión: “si Ecuador lo solicita, se podría considerar”. Es un debate importantísimo en lo político y jurídico que exige transparencia, reglas claras y, sobre todo, objetivos medibles: ¿qué impacto tendría sobre rutas, puertos y fronteras? De lo contrario, quedará en el terreno de las declaraciones.

Dicho de otro modo, la visita ordena la relación y fortalece la narrativa del Gobierno en seguridad, pero no cambia hoy la correlación frente al crimen organizado. Ecuador necesita más que símbolos: recursos, tecnología, inteligencia, trazabilidad financiera contra el lavado de activos y golpes coordinados a la minería ilegal. Y en economía, si la interlocución con el FMI va en serio, tendrá que traducirse en montos, condiciones y plazos que alivien la caja sin hipotecar las políticas públicas.

Mantener una buena relación con Estados Unidos es condición necesaria para que algo de esto cuaje. Pero también es legítimo pedir más ambición y más concreción. Hoy, el balance es sobrio: respaldo político alto, resultados materiales bajos. La visita, con alto valor simbólico, fue -por ahora- más el caldo que los huevos.