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Andrés Isch | Wright: tejedores de sueños

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No puede haber una empresa exitosa si el Ecuador no es exitoso

Sobre Tommy Wright, fundador de Corporación Favorita y reconocido empresario, deportista y filántropo, se ha escrito mucho en estos días. Yo no tuve el gusto de conocerlo personalmente, pero sí la suerte de conectar a nivel profesional y personal con algunos de sus familiares, quienes comparten con Tommy no sólo la visión y capacidad de emprendimiento, sino un principio fundamental: no puede haber una empresa exitosa si el Ecuador no es exitoso. Creo importante difundir su legado, porque esta sociedad necesita encontrar referentes e historias reales que nos inviten a apostar simultáneamente por el esfuerzo individual y la solidaridad.

La historia de la familia Wright y esta nación en construcción van de la mano. El primero de ellos, Thomas Charles, cruzó el Atlántico para luchar bajo las órdenes de Bolívar por la independencia de un mundo que no conocía, de un país que aún no existía. Pese a que tan solo él y un puñado de los ingleses que vinieron lograron sobrevivir, estableció aquí su hogar. ¿Qué de estas tierras pudo enamorar de tal manera a un héroe, cazador de aventuras, para echar raíces? Quizás, su pasión por la libertad; quizás, un irresistible instinto por transformar la desigualdad en prosperidad.

Las siguientes generaciones mantuvieron esa capacidad de mirar al horizonte y la tenacidad para convertir su ímpetu en grandes acontecimientos: trajeron por primera vez el fútbol a Guayaquil; revolucionaron el comercio y crearon el que es hoy el conglomerado más importante del país, generando cientos de miles de empleos dignos y de calidad; y, sobre todo, han dedicado la misma pasión a cerrar brechas de pobreza y construir oportunidades a través de fundaciones e iniciativas con plata y persona pero donde no ponen su nombre. La lucha contra la desnutrición crónica infantil, la reconstrucción de escuelas rurales, la formación de líderes sociales, el apoyo a microproductores campesinos o la construcción de viviendas gratuitas en los lugares más pobres del país, la realizan desde el anonimato.

Tejen para otros con la misma fuerza y discreción de la seda. Tejen sueños, optimismo y esperanza. Tejen, incansablemente, esta maravillosa colcha con parches de mares, bosques y montañas que es el Ecuador.