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Andrés Isch | A la derecha le falta poesía

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Mientras más radical ha sido la aplicación de políticas de izquierda, mayor ha sido el fracaso

Desde mi infancia hasta la juventud temprana me identifiqué más con la izquierda. Crecí escuchando trova, música protesta y salsa clásica, en un entorno donde el centro de conversación era la política, y el calor con el que se hablaba de ella me hacía creer que realmente había diferencias importantes entre los que apoyaban una tesis u otras, separándolos entre solidarios y egoístas.

Pero el tiempo pasa y la realidad se abre paso entre cantos de sirena. La izquierda tiene un gran problema y es que sus políticas no funcionan, sus líderes indefectiblemente traicionan sus principios y con el poder absoluto surgen las pasiones más bajas de las que es capaz un ser humano. Mientras más radical ha sido la aplicación de políticas de izquierda, mayor ha sido el fracaso: más de cien millones de personas han sido asesinadas por sus propios gobiernos en las dictaduras marxistas; millones de pobres que se multiplican con el control estatizado de la economía; brechas enormes entre la crema política de esos regímenes y el pueblo, donde los ciudadanos se igualan hacia abajo. En un inicio usan a los ricos como su alcancía, exprimiéndolos, pero al final los pobres terminan siendo su mercancía para consolidarse en el poder.

Por el contrario, los mayores avances en niveles de prosperidad se encuentran en los estados que han adoptado políticas de libertad, de competencia y participación de los ciudadanos en la economía, de priorización de la intervención estatal en fomentar oportunidades en lugar de tratar a las personas como incapaces de labrar su propio futuro; es decir, en estados que han apostado sostenidamente por políticas solidarias de derecha.

¿Por qué, entonces, la izquierda sigue siendo atractiva y cautivando nuevos seguidores? Porque la derecha no ha sido capaz de contar su historia, de enamorar con las historias de superación de quienes logran salir de la pobreza, de devolverle a la libertad el contenido real de su palabra hacia la capacidad individual de perseguir los sueños y la felicidad. La derecha necesita reinventarse para que se consolide un proceso de desarrollo y esperanza.

A la derecha necesita poesía.