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‘Homo digitalis’

Avatar del Abelardo García

Lo importante será enseñar a usar el conocimiento para seguir generando preguntas, descubrimientos y nuevas fronteras.

No somos expertos en historiología pero por la afición y el amor a la historia, y otro poco por sentido común, nos atrevemos a lanzar la idea de que caminamos, si es que no estamos ya, en una nueva era de la humanidad: la del ‘homo digitalis’.

Hace unos días hablábamos de la inteligencia artificial y su impacto específico en la evaluación, sabiendo por supuesto, que todas estas nuevas propuestas, sean chats, plataformas, etc., pueden ser también instrumentos eficaces en las manos del profesor.

Pero cuando hablamos de que vehículos de todo tipo se manejarán solos, de que ya existen tiendas y almacenes en los que el cliente no se cruza con ningún dependiente ni cajero; cuando la inteligencia artificial con todos sus artefactos se abre paso en nuestras comunidades, es claro que debemos pensar en el modelo educativo que debemos asumir para formar a las nuevas generaciones, a fin de que salgan a la vida íntegras, sólidas, claramente soportadas emocionalmente, con capacidades firmes y valores, y con clara formación moral.

El conocimiento que tanto ha desesperado a la humanidad por su adquisición ya no será más objetivo educativo, estará a un clic en cualquier momento y en cualquier parte. Lo importante será enseñar a usar el conocimiento para seguir generando preguntas, descubrimientos y nuevas fronteras. No obstante, más que eso, necesitamos establecer un modelo que ponga muy en alto y enorgullezca la condición de humanos que tenemos los seres que intervenimos en el proceso educativo.

Debemos enseñar a nuestros alumnos y a los del futuro, que la inteligencia artificial, y todo lo que con ella venga, es una creación humana que, por ende, siempre debe estar a nuestro servicio y nunca al revés. Que está bien que nos facilitemos la vida pero que nunca debemos dejarnos sustituir por esas novedosas presencias.

Debemos trabajar fuertemente en la libertad en todas sus dimensiones, porque otro gran riesgo de la inteligencia artificial se da en el manejo de datos e información, que pueden convertir a un Estado, a un tirano, a un caudillo, a un enajenado mental, en dueño de nuestras vidas al poder manipularlas.