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Currículo equilibrado

Avatar del Abelardo García

Ética, moral, introducción a la sociología, formación humana y cívica deben integrarse al estudio formativo’.

No por encontrarnos en diciembre y sentir a flor de piel los afectos y emociones propios de las fechas sino más bien por la necesidad de construir un currículo formativo que atiende a la persona humana total, hoy queremos plantear la necesidad de organizar un currículo con carga humanística; de tal suerte que los valores, las responsabilidades sociales, la convivencia en comunidad y los deberes para con el otro, encuentren asidero suficiente y razón de ser.

Si nos atenemos a lo vivido en nuestra comunidad, en nuestra nación y más allá, podemos estar claros de que los problemas fundamentales, más que en la estructura legal del Estado, más que en las normas y códigos, se encuentran radicados en el individuo; en ese “yo” en ocasiones egoísta y prepotente que al estar mal formado busca solo la satisfacción personal y las razones económicas como metas loables y significantes de triunfo, aunque el dinero llueva o se lo consiga de acciones no tan santas.

Así es, lo que falla es el ser humano, su formación, su estructura axiológica y su fragilidad intelectual, que lo hacen confundirse fácilmente ante sofismas, moda, éxito fácil y derroche; parecería que el “valgo por lo que tengo” se impone al “valgo por lo que soy”, por mi formación, por mi trabajo, por mi esfuerzo y experiencia.

Por ello pensamos que, como en otras latitudes e incluso en el nivel universitario ya se ha impuesto, agreguemos pinceladas de carácter humanístico, social y axiológico al currículo de nuestros bachilleres, para que piensen, para que reflexionen, para que puedan abrir y trabajar en su conciencia, en su fuero íntimo, en su capacidad de servicio y en el alcanzar honesto y leal de las cosas.

Ética, moral, introducción a la sociología, formación humana y cívica deben integrarse al estudio formativo, de suerte que el alumno conozca del bien y del mal, de la luz y de la sombra, de los buenos y malos actos, aunque luego en libertad decida hacer lo que desee. Lo importante es que tenga bases racionales sobre el buen actuar, que ya teniéndolas le será más difícil equivocarse.