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Capacitación

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La academia y organismos afines, sin duda están más preparados que el Ministerio para sumir esa
gestión’.

Otro de los grandes retos que tiene el Ministerio de Educación es, sin duda, la capacitación y actualización de conocimientos de nuestro profesorado fiscal. En ocasiones, como se accedió al cargo por recomendaciones o consideraciones políticas, no siempre se tienen los conocimientos, la capacidad o la vocación para ejercer la cátedra.

Ha habido en ciertas épocas y a lo largo de los años muchos intentos de capacitar a la docencia, varios son los momentos en que el Ministerio quiso volverse universidad o colegio normal o formador de parvularios y, ciertamente, ese no es su rol y no tiene la capacidad de hacerlo, a menos que se construyan grandes estructuras de formación docente que sin duda sería una nueva carga económica y más personal humano que administrar.

Existiendo un sector especializado en estudios y preparación docente como la universidad, reconociendo también que en el medio operan distintas fundaciones que tienen como objetivo la capacitación, bien podría generarse convenios para que sean estos organismos los que se encarguen, libres de todo contacto político e ideológico, de la actualización y formación de nuestros profesores públicos. No se recarga al Ministerio con competencias y responsabilidades que lo abrumen y no se “inventa la pólvora”.

La academia y organismos afines sin duda están más preparados que el Ministerio para asumir esa gestión, y por otro lado, tendrán la independencia suficiente para evaluar y promover al profesor-estudiante que se prepara.

El cargo de profesor fiscal no puede ni debe seguir siendo vitalicio, tiene que responder a calidad docente y evaluaciones, así estaremos más seguros del nivel científico y vocacional de quien trajina por el magisterio público.

La academia, al estar presente en casi todo el país, garantiza sin duda cobertura, y eso es una ventaja frente a capacitadores que desde el centro viajan para dictar pequeños cursos aquí y allá.

La capacitación debe ser profunda, gradual y sistemática, con estudios reales y de programación sostenida, no meros talleres o seminarios que resultan ser más parches que otra cosa.