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Abelardo García Calderón | Fiestas cívicas

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Sin duda, estamos como estamos en el Ecuador por falta de nacionalismo, de patriotismo

Una nación sin historia no tiene identidad ni raigambre. Un Estado sin trayectoria, sin evolución, sin generación de talentos y patriotas, no tiene capacidad de convicción. Una nación sin ciudadanos heroicos que venzan desafíos, que rompan las nuevas cadenas que la encierran en sí misma, no tiene futuro.

Decimos todo eso porque nuestras fiestas patrias son más esperadas y festejadas por las vacaciones que por su mensaje, su enseñanza o su ejemplo. El calendario cívico ecuatoriano es generoso, y muchas de esas fechas pasan inadvertidas para la gran comunidad. Ayer mismo conmemorábamos el Día de la Bandera, que hemos dejado relegar en su recordatorio solo a escuelas y colegios, como si el símbolo no fuera de todos; como si todos y cada uno de los ciudadanos ecuatorianos no estuviésemos en ella representados; como si no fuera esta un retrato de patria e identidad.

Sin duda, estamos como estamos en el Ecuador por falta de nacionalismo, de patriotismo, y todo eso es verdad que se siembra en la mente y corazón de niños y jóvenes, pero para su vivencia necesita una réplica vívida en los distintos entornos ciudadanos. De tanto mirar hacia afuera nos hemos descuidado y olvidado de que también nosotros somos seres humanos, capaces de realizaciones si nos trabajamos y nos construimos adecuadamente.

El civismo no es ajeno a la integración universal; el patriotismo no da la espalda al mundo contemporáneo.

Solo nos enseñan a poner a la patria y sus gentes por encima de otros cuando se trata de firmar un convenio, de comprometerse en un contrato, de poner por delante de los propios intereses los de la nación.

Formemos buenos ecuatorianos, no chauvinistas ni fanáticos, solo gente que viva su ciudadanía y actúe en cada caso, ya sea en la función pública, en el sector privado o en el mismo llano, de manera que el interés de todos sea bien atendido y servido, los intereses de la patria bien resguardados, y la asociación, el préstamo o el negocio sean para el progreso común.

Que la bandera nos inspire será posible cuando se siembre en las aulas.