¿Y siguen allí?

El abuso de autoridad y falta de respeto a la ciudadanía persisten. Un alcalde de Quito, un contralor del Estado y un defensor del Pueblo, trío cantante del rock de la cárcel, en coro al crimen organizado y cobrando sueldo. El abandono de la ciudad y la multiplicidad de la violencia sacan alaridos de impunidad e (in)justicia. Un tribunal penal juzgará a Jorge Yunda y su banda por supuesto delito de peculado pero Quito sigue abandonado. Veedores del Metro, del Colegio de Ingenieros de Pichincha, alertan el riesgo de acumular más pérdidas millonarias por ineptitud municipal. Ignorancia técnica y financiera, y más, al no concesionar el manejo de operaciones a tiempo y demorar la reingeniería del transporte urbano. Un malísimo alcalde, tan ineficiente e indolente como el dúo Barrera-Rodas pero adobado por propaganda mediática de su emporio y la nota reguetonera procaz de su hijo, escondido en Panamá. Hasta desaparecieron notas al pedido de remoción tras bastidores. Es vergonzoso que un delito de usurpación y simulación de funciones salga de Contraloría, como los pagos de planillas de obras incinerados en octubre de 2019, o que se desvanezcan glosas cotizadas de la proveedora Nolimit de Petroecuador; pero es peor, que Pablo Celi entone la contratación pública recluido en la Cárcel 4, y cobre salario pasando el sombrero. Freddy Carrión, detenido por presunto abuso sexual, tras intensa fiesta de tragos, puñetes y polvo blanco; en pleno toque de queda, en casa de un exministro de Salud y acorralando a una mujer. El trío de concertistas de la corrupción cobrando sueldo con nuestros impuestos.

Kléber Mantilla Cisneros