No se queda en casos extremos

Legalizando la eutanasia, el Estado dice que hay vidas eliminables por distintos motivos y que, suicidándose, nos ayudan a todos. La eutanasia legal dificulta invertir en cuidados paliativos y en la lucha contra el dolor; daña las profesiones médica y enfermería, y a otros profesionales que puedan estar relacionados directa o indirectamente con esta actividad de dar muerte al enfermo. Lo hemos visto en otros países que lo han legalizado: la eutanasia nunca se queda en casos extremos, enseguida se amplía a otros. Y no es una opción libre; casi siempre va ligada a la depresión. Y la depresión puede tratarse. La eutanasia da demasiado poder al Estado. ¡Poder para matar a más personas!

Mario Monteverde Rodríguez