Populismo penal

Usan el derecho penal como arma de seducción política para crear una falsa sensación de seguridad y seguir obteniendo los votos de las masas, que ponen en el poder a ignorantes, oportunistas y malvados

Hemos renunciado voluntariamente al empleo de la violencia para resolver nuestros problemas, y concedido esa potestad al Estado, con la condición de que mediante un proceso reglado previamente, dirima los conflictos que derivan de una cantidad limitada de actos tipificados en el COIP (homicidio, robo, violación, etc.), y nada más. Ya se ha visto lo que pasa cuando los mandatarios actúan a su antojo; por los excesos se pierden muchas vidas y se afectan derechos de infinidad de personas amparándose en la seguridad del Estado o de los ciudadanos. El Estado es un ente ficticio que termina siendo un reflejo de los antojos de sus representantes transitorios, que amparados en la democracia piensan que tienen carta abierta para hacer y deshacer. Es notorio qué tipo de personas terminan llegando al poder: nunca los mejores sino los populares, y para serlo un requisito es que la masa los quiera; para ello están obligados a decir lo que la masa quiere escuchar, aún sin saber esta exactamente lo que quiere. A los ladrones hay que darles bala; dicen los mandatarios y así nace el populismo penal. En cada motín con cientos de muertos en la cárcel (el Estado es responsable de su seguridad), quienes están en el poder piensan que

hay colocarse chalecos antibalas y subirse a tanques de guerra para que les tomen fotos, generando un estado de terror ciudadano, normas penales que tiran a la basura derechos fundamentales y que jamás resuelven el problema de fondo. Usan el derecho penal como arma de seducción política para crear una falsa sensación de seguridad y seguir obteniendo los votos de las masas, que ponen en el poder a ignorantes, oportunistas y malvados.

Francisco A. Ramírez P.