Cartas de lectores

Ponerse en los zapatos del peatón y de los usuarios de buses urbanos

A propósito del reportaje de la periodista Lina Zambrano “Ponerse en la piel del ciclista arrollado” del 17 de octubre estimo que debiera escribirse uno similar: “Ponerse en la piel del usuario de buses y del peatón” para entender el peligro al que se exponen cuando caminan por las calles de Guayaquil o se sube a un bus. Los choferes de buses urbanos y de la Metrovía deberían convertirse en simples peatones y usuarios de su propio mal servicio para que experimenten lo que se sufre al ser maltratados y hasta vilipendiados cuando caminan por las calles y usan el transporte. Entonces también sentirán pánico de ser atropellados y terminar bajo las llantas de un bus. Y pedirán disculpas por haber manejado así, por recoger y dejar pasajeros donde les da la gana y nunca en los paraderos o paradas de bus, sino en plena media calle, lejos de la acera; por conducir buses destartalados sin control ni revisión de la ATM, regando una espesa humareda negra contaminante, sin silenciadores del escape y catalizador (la ATM es cómplice de que no los tengan); por conducir a la maldita sea con maniobras bruscas e innecesarias, para ellos por cumplir con su tiempo marcado, con aceleraciones y frenazos repentinos que desequilibran a los pasajeros, sin ningún respeto especialmente por las personas de la tercera edad. En Educación Vial y del control del transporte urbano la ATM ha resultado ineficiente, inútil, inconsciente e indolente, cómplice y extremadamente permisiva con los transportistas.

Ing. Jorge N. Adum Bravo