Sigue el problema de los jubilados. Diana Salazar, la fiscal general del Estado, es la única que ha tenido las polleras bien puestas, pero no se abastece por falta de fiscales. Por esto es que ciertos funcionarios han robado, como dicen lo “han hecho muy bien” y andan libres, hasta con limusinas, departamentos de lujo y depósitos en la banca offshore en paraísos fiscales; otros salen libres por jueces corruptos y cobardes, y hay quienes ni se los investiga a pesar de la asociación ilícita, gracias a la suerte que tienen.

Por eso, pido al presidente de la República que establezca la Comisión Internacional contra la Impunidad (Cicig) como lo hizo Guatemala, y en Ecuador sería la Cicie para combatir la corrupción. En el país amigo cayeron en prisión un expresidente y su misma esposa por corruptos.

En Ecuador, la justicia y las leyes están solo en el papel y hay leyes como las de los jubilados complementarios de la Universidad de Guayaquil, que la Asamblea Constitucional debe revisar y como no se cumple, hasta suprimir, para evitar el engaño y la cansina burocracia que enferma catastróficamente.

No vamos a reclamar con huelga de hambre que ya la hacemos en nuestras casas y solo nos falta, para que alguna autoridad nos tome en cuenta, hacer como Orsipo, atleta de la antigüedad, o sea correr desnudos por el bulevar 9 de Octubre, viejos como somos, esperando llamar la atención para que la Universidad de Guayaquil nos pague.

Héctor Cisneros Arias