El parásito y la vacuna

Por el contrario, los no vacunados generan externalidades negativas a los vacunados, pues contrarrestan los beneficios de la vacunación al propagar más fácilmente la enfermedad

Edward Miguel y Michael Kremer, este último Premio Nobel de Economía 2019-, evalúan los efectos de un programa de desparasitación a niños en Kenia con asignación aleatoria; es decir, algunos niños al azar fueron desparasitados y otros no.

Estos autores advierten que las infecciones por parásitos se propagan fácilmente entre los niños, por lo que los niños que no se desparasitaron también se benefician de la desparasitación al tener una menor probabilidad de contagio.

A este fenómeno, en economía se denomina externalidades positivas.

Ahora que hemos hablado de economía y parásitos, casualmente en economía existe el problema del parásito (’free rider’, en inglés) según el cual existen incentivos de una o varias partes a no aportar en determinadas acciones, pero sí se benefician de los resultados positivos.

Suponga que el profesor envía una tarea a un grupo de alumnos y todos obtendrán la misma calificación, pero un integrante, como conoce que sus compañeros son muy entusiastas y harán un gran trabajo, decide no cooperar.

Esta acción describe a un comportamiento que persigue intereses individuales por sobre los colectivos, al costo de generar mayor carga en otros.

Recientemente, se ha instaurado el debate sobre la vacunación obligatoria contra el COVID-19.

Estudios médicos han demostrado que las vacunas ayudan a evitar (i) enfermedad grave, (ii) riesgo de hospitalización e incluso (iii) enfermedad sintomática, pero además se ha demostrado que la vacuna ayuda a reducir la propagación de la enfermedad: un beneficio tanto a vacunados como a los no vacunados.

Asimismo, la vacunación ha descongestionado la ocupación en las unidades de cuidado intensivos (UCI), un beneficio más evidente para los no vacunados, quienes tienen más probabilidad de requerir esta atención médica en caso de contraer la enfermedad.

En resumen, los vacunados generan una externalidad positiva a los no vacunados, quienes sin haber contribuido (sin haberse vacunado) resultan beneficiados, situación que podría asimilarse al problema del parásito.

Por el contrario, los no vacunados generan externalidades negativas a los vacunados, pues contrarrestan los beneficios de la vacunación al propagar más fácilmente la enfermedad.

Nicolás Acosta