Sobre el Orgullo

La ley liga estrechamente derechos con deberes y estos se garantizan con el respeto (art. 11, numeral 2 y art. 16 de la Constitución). Lo sucedido en el Mes del Orgullo Lbtgi deja claro una falta de respeto que probablemente avergüence a homosexuales moderados que viven su sexualidad sin ostentación, al igual que los heterosexuales, como debería ser. Parece que el Orgullo ha sido reducido a un carnaval que alaba y pide medidas liberticidas para quienes no están de acuerdo. Los activistas fueron retratados semidesnudos, marchando y en monumentos públicos, exigiendo derechos. Parecerían fascistas por sus expresiones axiomáticas, intolerantes. Desfilaron disfrazados de Jesucristo vistiendo minifalda y zapatos de taco, mostrando estigmas pintados y gritando ofensivamente contra la fe de billones de personas, mientras pisoteaban literalmente imágenes de líderes conservadores, sin censura alguna, en París, Roma y Nueva York.  Que autoridades responsables de la ley y el orden se adhieran a estas manifestaciones iluminando edificios públicos o decorando ciudades y que celebridades y personas influyentes abracen estos hechos como causa “progresista” puede hacer más mal que bien. Si de respetar el principio de progresividad de los derechos humanos se trata, se deben adherir también a las manifestaciones del gremio heterosexual pro derecho a la vida desde la concepción y el respeto a la familia en su forma natural. Democráticamente, esperemos que suceda.

Estela Zea de Furlato