El mensaje es uno, la realidad es otra

Todos quieren estar en semáforo verde pero muchos contribuyen al retorno al rojo.

El 1 de julio acudí a una agencia de pagos en un mall de Guayaquil. En la puerta había un letrero indicando la cantidad de personas que podían ser atendidas en el local: seis pero estaban doce clientes, sin contar 10 cajeros y 1 guardia. Las señaléticas de distancia social están ubicadas a un metro de distancia y no según lo establecido en las normas de bioseguridad. Algunas personas ingresaron sin mascarilla y fueron atendidas normalmente. Cito esto para que las alcaldías que aún están en semáforo rojo y amarillo dispongan el chequeo continuo de lo dispuesto para el funcionamiento de locales o nos encontramos ante una escena más de desobediencia administrativa. Los policías metropolitanos muy bien pueden observar e informar estas incongruencias en los malls. Propagandas de la Alcaldía en TV recuerdan el uso de mascarilla, pero realidades como esta hacen que el mensaje caiga en saco roto. Todos quieren estar en semáforo verde pero muchos contribuyen al retorno al rojo.

Ec. Marysol del Castillo