Honduras, una vez más en la encrucijada

El domingo 28 de noviembre Honduras elegirá a la persona que encabece una nueva administración. Quien resulte electo deberá enfrentar desafíos enormes: lucha contra la pobreza y la regresión democrática que incrementa el conflicto a través del autoritarismo, reduciendo los contrapesos institucionales (debilitando los órganos electorales y la justicia), y enfrentar la corrupción que la sociedad hondureña viene soportando desde hace décadas. El país habría reprobado en 10 de los 20 indicadores que en 2021 pudieron haberle permitido calificar al programa de ayuda económica proporcionada por EE. UU. Lamentablemente y debido al alto nivel de corrupción, quedó fuera de la Cuenta del Milenio. El país está dividido por el accionar de dos bloques permeados por actitudes confrontacionales que impiden establecer bases de paz y concordia sobre las que pueda erguirse el andamiaje de un desarrollo armonioso y democrático en lo económico, social y educacional, y en libertades esenciales: la de opinión y prensa ejemplifican lo dicho. Tras haber experimentado tantos problemas y dificultades (en 2017 las peores), Honduras necesita un nuevo gobierno que base su actuar en lineamientos de democracia institucional y respeto a los derechos fundamentales de las personas; que no esté posicionado en ninguno de los extremos del arco político, causantes de las lamentables coyunturas de ayer y de hoy. El abogado liberal Yani Rosenthal es la mejor posibilidad.

Arturo Alejandro Muñoz