En homenaje al maestro ecuatoriano

En sus manos está señor presidente de la República, solucionar lo más grave: el estado en que se encuentra la educación de los pobres

Si este nuevo gobierno desea que la educación de los niños y jóvenes mejore, tiene que realizar grandes reformas que en 14 años el gobierno correísta destrozó. En primer lugar debe derogar la famosa “tabla de 10 gramos”; que los estudiantes respeten al maestro y por ende los padres de familia. También recuperar el civismo, la ética y la moral como materias de estudio desde la escuela. Poner en el pénsum académico historia de límites, lugar natal, cívica, etc. Reabrir las escuelas cerradas y la reparación inmediata, ya que están destruidas, y más que todo dotarlas de agua potable y servicios higiénicos. Levantar de forma inmediata a cientos de profesores que fueron destituidos infamemente. Desaparecer los distritos, que en lugar de orientar a los maestros sirvieron para cancelar y sancionarlos injustamente, y para ello hay que revisar los sumarios administrativos.

Es necesario que el señor presidente designe al ministro de Educación para que se reúna con los dirigentes nacionales, provinciales y cantonales de la UNE y con los padres de familia, para encontrar ya soluciones y que en el próximo año lectivo no haya ningún problema, más bien que ya esté el camino trazado.

Para ello me baso en el espacio Actualidad, de Expreso del martes 18 de agosto de 2020, que le realizó una entrevista al Sr. Guillermo Lasso Mendoza, y a la pregunta de cómo llegar a una verdadera educación de calidad y gratuita en todos los niveles, contestó lo siguiente: “Lo primero que haré es llamar a los amigos de Unidad Popular, antes MPD; al Sindicato de los maestros, e invitarlos a que se sienten a la mesa con los padres de familia y el Gobierno para acometer las reformas a la educación”.

Para ello hay que ganar tiempo, ya que en este aspecto el tiempo es oro. En sus manos está señor presidente de la República, solucionar lo más grave: el estado en que se encuentra la educación de los pobres.

Gualberto Arias Bonilla