Hablando con la Virgen. Día de la Inmaculada Concepción

Si habláramos con María en un diálogo de amor, le gustaría vernos alegres y con mucho amor en nuestros corazones.

Si estamos tristes nos diría que quiere ser nuestro consuelo y si sintiéramos temor sería nuestra fortaleza.

Si caemos en la tentación, ella promete levantarnos al vernos arrepentidos, y nos diría: tengan paciencia, sean muy humildes y sencillos, no busques la ostentación.

Si tenemos adversidades junto con el sufrimiento es que Dios nos está probando para hacernos personas fuertes.

Démosle tiempo a la oración, el Rosario es poderoso si lo rezamos con fe. Ella nos dirá: “Caminarás más seguro junto con mi protección. Mira la gloria del mundo, que es gloria superficial, que nada tiene de estable, aspira tú a lo celeste, que por siempre durará”.

Y nosotros con toda humildad digámosle: “Virgen Santísima, haz que en las dudas busque y encuentre siempre una solución según Dios y dame la oportunidad de aspirar a tener un corazón generoso como el tuyo”.

Martha Reclat de Ortiz