Un gran regalo

Ayer 15 de agosto celebramos la fiesta de la Asunción de la Virgen, una de las conmemoraciones litúrgicas más importantes de la Iglesia católica. María, hija del Padre, madre del Hijo; esposa del Espíritu Santo, fue llevada por los ángeles al Cielo, para que permanezca para siempre junto a Jesús. Y no podemos sino alegrarnos profundamente con este gran regalo de Dios. La bienaventurada, la llena de gracia, la más hermosa entre las mujeres, ha sido coronada como Reina de los Cielos y de la Tierra. Recurramos siempre a la Santísima Virgen, sobre todo cuando tengamos necesidades materiales y espirituales, y para que aleje todo peligro que nos amenace.

Mario Monteverde Rodríguez