Felicidades en la Navidad
El ser humano es bueno por naturaleza, por inteligencia y amor a su semejante.
Humildad, amor, felicidad, armonía, solidaridad, reconciliación, generosidad, gratitud; en fin, todo lo bueno que el mundo puede dar, eso es la Navidad.
Es el inicio del solsticio de invierno, que debe ser de limpieza y pureza para recibir ese espíritu abrazador que nos llena y nos renueva. El mundo comenzando desde los hermanos, hijos, padres, esposos, amigos, vecinos debemos esperanzarnos en que días mejores llegarán para cada uno, dejando a un lado los falsos resentimientos, envidias, rencores que nos hace tanto daño.
El ser humano es bueno por naturaleza, por inteligencia y amor a su semejante. Nos entregamos a la maldad sin darnos cuenta del daño que nos causamos y que hacemos a los demás.
Navidad es la fecha dispuesta como el nacimiento del niño Jesús, que es concebido como energía desde el sistema estelar. Nuestro país, nuestra ciudad y el mundo entero deben reconciliarse, más que con los demás con sí mismos, para así conseguir la paz mundial. No se puede concebir que las tres religiones más grandes del mundo tengan muchas coincidencias, un mismo creador, la misma descendencia -hasta se señalan a algunos evangelistas-, que tengan la misma ciudad santa, una misma Iglesia y no puedan vivir en armonía.
Ab. Franklin Lituma Manzo