¿Está preparado el Ecuador para recibir a la oleada de repatriados y refugiados?
La respuesta es ¡NO!
No hace falta ser experto para comprender la importancia de los migrantes en la economía del país, gracias a las miles de millones de dólares en remesas que envían.
Aunque históricamente invisibilizados y ninguneados por los gobiernos, son vitales para nuestra economía y para quienes vivimos en Ecuador.
Ya se sabía que la agenda del presidente de EE.UU. era continuar con las deportaciones masivas, pero en Ecuador no hay un plan para apoyarlos a regularizar su estadía en ese país, que ha sido mucho más generoso que el nuestro, donde han emigrado cientos de miles de compatriotas por falta de oportunidades y respuestas de los gobiernos.
La migración es un problema grave, y cada vez más riesgosa. Los traficantes de personas, la violencia física, sexual, verbal e incluso la muerte, son cicatrices para quienes buscan el sueño americano.
El cinismo institucional se desborda, y los gobiernos solo reaccionan cuando es demasiado tarde. Aunque no es solo responsabilidad del actual gobierno, la política en Ecuador carece de rumbo claro y no prioriza soluciones estructurales debido a la corrupción sistémica. El sistema sigue dominado por intereses oligárquicos y perpetúa un ciclo sin beneficios para la mayoría.
En este contexto, el país sigue ‘fabricando pobres por miles’, personas sin seguridad ni oportunidades que se ven forzadas a emigrar arriesgando sus vidas.
Mientras tanto, el problema crece. Es fundamental visibilizar la realidad de los migrantes más allá de su aporte económico, reconociendo que su sacrificio es una alerta de un sistema fallido, ignorado por los políticos.
¿Está Ecuador preparado para recibir la oleada de repatriados y refugiados que EE.UU. pretende imponer? La respuesta es ¡NO!, ni para los deportados ni para refugiados extranjeros.
Mario Vargas Ochoa