Por el Día de Difuntos

Llorando están las familias que perdieron a sus hijos, amigos, padres, abuelos, que sufren por lo sufrido...

¡Qué pena..., lloran los muertos! Los vivos en agonía, por el incierto futuro que vivimos estos días. Dime vida, ¿qué ha pasado, que cambiaste de repente? La culpa no es de la vida, la culpable es hoy la muerte.

Y lloré con llanto amargo por los muertos que se han ido, algunos fueron echados en el pozo del olvido; unos reposan en fundas, negras y hasta están perdidos, enterrados en la nada y desaparecidos; otros yacen yertos mustios, sin un adiós compartido.

Llorando están las familias que perdieron a sus hijos, amigos, padres, abuelos, que sufren por lo sufrido; la pandemia es la causante, maldito el coronavirus; que nos visitó de pronto como enemigo escondido, coronando así a la muerte, por el contagio extendido.

Pero la muerte encerrada en su dolor latente, ya no tendrá las visitas hasta hace poco existentes. “El día de los muertos”, fecha de honrar su memoria, con flores, cantos y oración, el cementerio se cierra por miedo a la contaminación, pero queda el espejismo..., rezar en casa por aquellos que se fueron, sin ver sus tumbas..., no es lo mismo.

¡ Qué pena..., lloran los muertos! Porque no tienen visitas, sus cuerpos solos están, porque su alma resucita, pero la fe en Dios eterno, les devolverá la vida y pronto en el más allá, viviremos sin medida.

Myrna Jurado de Cobo