Dejar fluir

Las cosas suceden cuando tienen que pasar. Dejar fluir es dejarnos sorprender por lo que sucede en el día a día. El adagio popular: “no cuentes los huevos antes de nacer”. No planificar al máximo; es un arte dejarse llevar y recibir lo que la vida presente. Dios es el único dueño de nuestras vidas, dejemos que Él tome las riendas. No tratemos de forzar las cosas; como el agua del río, que sigan su curso. Lo inesperado es lo más emocionante. Dios sabe cuándo mover las fichas. Vive el día cómo si fuese el último, ponte elegante para ti y saborea la naturaleza. Una amiga, pese a sus tribulaciones, dice: “si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”.

Javier Valarezo Serrano