Las decisiones absurdas

Solamente en este país podemos ver, observar, comentar, discernir, las cosas inverosímiles y absurdas que suceden a diario, por hechos con autoridades elegidas por votación popular; y que son motivo de controversias y rechazo por parte del ciudadano común que solo se limita a observar, absorto, como se burlan de él.

El alcalde de la ciudad capital fue removido de sus funciones por sus concejales en virtud de una serie de anomalías, incorrecciones, negociados en la compra de muestras médicas para detectar la COVID-19 que hasta ahora no ha sido esclarecido, y por una serie de mensajes expuestos por el primogénito de dicha autoridad, dirigidos a personas que están o estuvieron cerca del entorno de dicho primer personero municipal. Cuando ya se pensaba que la remoción era un hecho consumado e, inclusive, ya se había elegido al nuevo alcalde y a una nueva vicealcaldesa, aparece nuevamente la figura del exalcalde porque la Corte Provincial de Pichincha deja sin efecto el proceso de remoción. Cuando pensamos que estas cosas se habían acabado por lo absurdas que son, no nos queda más que aceptar que si vivieran Poncio Pilatos y Ripley, el primero se moriría de la impresión de saber que los politiqueros de este país se burlan de la gente y se lavan las manos cada vez que pueden, y el segundo, se haría millonario solo con llenar las páginas de los diarios contando las cosas absurdas que suceden. Como decía un colega académico fallecido: “El absurdo es un acierto en este país”.

Roberto Flores