Cuenca, campanario de gloria
El portento divino una gran huella dejó, por eso también eres ¡Relicario de fe y amor!
De arabescos floridos, tienes tú los balcones y de bellas morlacas es tu jardín de ensueño; arpegios de oro y plata, recorren tus calzadas y la sin par arcilla, emerge de tu seno. Pintorescos tus puentes, que al Tomebamba cruzan y en colonial estilo tus cúpulas se yerguen; desfilan centenarias iglesias tapizadas, con engarzadas joyas por pulidos orfebres. Tu estirpe y tu nobleza florecen en las artes, las ciencias y talleres se forjan rutilantes... y de arrebol las tejas que coronan tus techos, atesoran valores que fulguran radiantes.
En rústico latido, tu tradición reluce, las callejuelas vibran al ritmo de la gente... ¡Campanario de gloria!, de escritores insignes, la historia hoy imprime tu pasado y presente. Eres joya preciada, que a la patria enaltece, orgullosos se mecen tus ríos y lagunas, trinan con alborozo tus montes y tu gente. ¡Cultural patrimonio Cuenca, del arte cuna...! Y la gloria llegó a esta tierra adorada, desde el cielo la Virgen, María, Guardiana de la Fe, con voz sagrada, la cubrió con su manto y en voz preciosa, al Cajas lo coronó de fe... y de rosas... El Ecuador entero presenció este milagro, el sol bajando alegre, bailando en solitario; bendiciendo a su pueblo, que hincado de rodillas, rezaba con fervor, ante esta maravilla.
El portento divino una gran huella dejó, por eso también eres ¡Relicario de fe y amor!
Myrna Jurado de Cobo