COVID-19, uso de mascarillas

La ministra de Salud estableció que posiblemente, en forma optativa se prescindirá el uso de la mascarilla; hoy ya no se usa en países como Dinamarca, España, Bélgica, Reino Unido, etc. Hace 2 años en la pandemia por COVID-19 era necesario por la fuerte carga viral letal que ocasionó millares de muertes en el mundo; fallaron los protocolos y comenzó el uso de mascarillas, mantener distancias, uso de alcohol y jabón para atenuar el contagio, y posteriormente la aplicación de vacunas que han sido seguras y efectivas.

Durante la respiración, nuestras células liberan energía en forma de ATP + anhídrido carbónico (CO2) y agua (H2O); la fuente son los alimentos que ingerimos diariamente: carbohidratos, proteínas, lípidos y ácidos nucleicos. Su degradación u oxidación el organismo la hace a través de procesos bioquímicos. Por lo tanto si el CO2 es un producto de desecho del metabolismo que nuestro organismo elimina por las vías aéreas superiores (fosas nasales y boca), la mascarilla evita su eliminación, se devuelven al organismo y se combina con el agua; el H2O circula a través de los diferentes órganos del cuerpo y transporta nutrientes y sustancias de desecho. El CO2 reacciona con el agua y forma acido carbónico. Si esto se produce en la sangre, se acidifica (acidosis metabólica). Estos procesos vitales están acelerados en los diferentes cánceres, siendo la producción de CO2 elevada. Al prescindir de la mascarilla se evita la acidosis metabólica, causante de enfermedades renales, de depresión, fatiga. Imagínese los empleados públicos o de bancos que atienden todo el día usando mascarilla.

Dr. Carlos E. Villao Orozco