En Ecuador la pobreza y extrema pobreza siguen abatiendo a la mayoría. Los programas propuestos y ejecutados por el gobierno actual han sido insuficientes, sin resultados positivos en empleo, pobreza y en materia de desigualdad; por el contrario, aumentan la informalidad y la exclusión social. Estamos colgando de un hilo muy fino y no hemos hecho la tarea para reducir la vulnerabilidad económica y social que vivimos, con indicadores de calidad en la educación que se deterioran y con instituciones sin rumbo. Hemos aprendido que si pretendemos reducir la pobreza entregando bonos y subsidios, el resultado es que seguimos acostumbrando a los pobres a vivir del Estado y nunca serán capaces de salir de su condición, habrá incremento en la desigualdad y una raquítica o nula generación de empleos dignos. Avanzar hacia la solución requiere un gobierno competente en materia de empleos y política socia, al que no le tiemble la mano en corregir o cambiar lo existente, que asuma su enfoque hacia resultados y se deje de tantas excusas. El pretender echarle la culpa de todo lo malo al gobierno anterior o poner en agenda temas secundarios nos dispersa y nos desvía de las grandes preocupaciones que padecemos.

Ec. Mario Vargas Ochoa