Cartas de lectores

Causa y efecto

Lo que vive Ecuador es consecuencia de desaciertos de 10 años.

No existe efecto sin causa: es una ley de la naturaleza y del accionar humano que se cumple inexorablemente. Por esto las acciones de ciertos políticos dejan su huella de manera perenne, beneficiosa o perjudicial. Durante una década, desde 2007 hasta 2017, en Ecuador se produjo una avalancha de acciones de un gobierno improvisado, agobiado de complejos y lleno de prepotencia, que han sumido al país en la situación que hoy nos encontramos. Un código de la democracia que permite que cualquier ciudadano, por ignorante, inmoral o delincuente que sea, pueda ser candidato a cualquier dignidad. Un sistema judicial que permite liberar a delincuentes, amnistiar a insurrectos y delincuentes, encaramar como jueces a personas mediocres y desconocedoras de la ley. Una ciudadanía universal que permitió durante mucho tiempo el ingreso indiscriminado al Ecuador; se filtraron delincuentes, narcotraficantes y agitadores de otros países, con consignas claras de desestabilización del gobierno. Un desaforado afán de conseguir dinero inmediato, comprometiendo ingresos a futuro, obligando a gobiernos sucesivos a enfrentar penurias, y con inversiones de esos dineros en obras fallidas. Corrupción galopante en todas las instancias del gobierno. Destrucción sistemática de la seguridad social, hoy al borde de la desaparición. Una estructura política llena de personas que desconocen leyes en sus acciones en la Asamblea, que atropellan procedimientos y presumen de superioridad o de ser “orgullosamente” pandilleros. En sus intervenciones se evidencia su ignorancia y quemeimportismo por el país. Una secuela de actores políticos, ignorantes y corruptos, que pugnan por alcaldías y prefecturas. Lo que vive Ecuador es consecuencia de desaciertos de 10 años.

José M. Jalil Haas