Cartas de lectores: Trump, por la boca muere el pez
Trump -por la boca muere el pez- presume ahora de Supermán, de no necesitar sino tres o cuatro horas para dormir
Nacido de inmigrante pobre en un barrio conflictivo de Nueva York, superó a su padre como negociante inmobiliario y, ya millonario, venció en distintos pleitos hasta que fue condenado a cárcel, que también eludió al enfrentarse y ganar un segundo mandato presidencial, combate en el que evitó varios atentados, incluso el que le marcó una oreja, como ‘El Coyote’ de la famosas novelas americanas.
Trump -por la boca muere el pez- presume ahora de Supermán, de no necesitar sino tres o cuatro horas para dormir; en realidad, en las tinieblas nocturnas, mientras dormimos, sus pesadillas le llevan cavilar, semiinconsciente, sobre cómo seguir dominándonos en esta, su segunda venida, como un nuevo Mesías que cree ser, por lo que no ha dudado en vender a mil dólares la Biblia, firmada por el mismo Mesías, “el esperado de las naciones” que cree ser; firma cuyos agudísimos trazos en distintas direcciones revelan su feroz agresividad, su deseo de venganza por lo que ha luchado y sido combatido. Recordemos su: “Luchad, luchad”, que clamó al ser herido.
Martín Sagrera Capdevila