Cartas de lectores | El respeto, pilar fundamental de la convivencia armónica

No hagas a los demás, lo que no quieras que te hagan a ti

¿Qué hace que ciertas naciones sean más deseables para vivir que otras? ¿Será su seguridad ciudadana? ¿Su prosperidad? ¿Su orden? ¿Su infraestructura? Con toda seguridad serán todas juntas, pero la base de ellas es el respeto. Cuando una sociedad carece de respeto, todo lo demás queda en segundo plano.

El respeto es esencial para el desarrollo de la sociedad, incluido el progreso educativo, profesional, económico y científico. No se puede pretender ser un país en desarrollo si, por ejemplo, no saludamos al señor chofer cuando subimos a un transporte, sea taxi, bus o al entrar a un ascensor; o escupimos y botamos papeles en la calle, o cuando hacemos necesidades biológicas o permitimos que lo hagan nuestros hijos.

Cuando no acatamos las normas de convivencia, como sacar la basura en horario señalado; cuando parqueamos el auto en lugares prohibidos, cuando sacamos el perro al parque para hacer sus necesidades y dejamos las heces sin recogerlas. Eso sencillamente es cultura. Cuando nos pasamos de ‘listos’, ‘bacanes’, queriendo acceder a instituciones públicas sin hacer fila.

No podemos esperar respeto de otras naciones si nosotros mismos no nos respetamos; si imponemos la ley de la selva en todas nuestras actividades, si pitamos como locos y por cualquier motivo cuando manejamos un vehículo, incluso hasta insultamos. Si no respetamos las señales de tránsito; si para vender algún producto contratamos altavoces, parlantes, bocinas o micrófonos, aturdiendo la tranquilidad de quienes viven, estudian o trabajan alrededor. No podemos esperar respeto cuando llegamos tarde a todas partes, somos impuntuales; cuando no sabemos escuchar. El respeto implica ponerse en los zapatos del otro.

El respeto y la educación son pilares fundamentales de una convivencia social armónica; no son privilegios de clases pudientes, sino de personas que deseamos vivir en naciones deseables. ¿Es difícil ser respetuoso? Reflexionemos.

No hagas a los demás, lo que no quieras que te hagan a ti.

Sara María Garaicoa Granizo