Cartas de lectores: Quito, dos ciudades superpuestas

Sus pasos son tan intrascendentes que quién sabe si su retrato estará en el Salón de los Alcaldes algún día

El Metro de Quito es un orgullo: ordenado, limpio, los ciudadanos tienen un comportamiento digno; aunque hay detalles a corregir, como la ventilación en los trenes. Sin embargo, al salir de las escalinatas del Metro impacta el encuentro con otra ciudad, un Quito descuidado en sus áreas verdes y parques, grafiteado. 

Las paradas de buses implementadas en época del alcalde Rodas están destruidas; los contenedores de basura igual. El trole y articulados, en pésimo estado: destartalados, sucios, sin mantenimiento. Una pésima administración de lo público a cargo del Municipio capitalino y su inflada administración burocrática. 

Así el alcalde Yunda pretendió que el Metro sea manejado por otra pésima empresa pública; ya estaría desmantelado. El Concejo Metropolitano aprobó la ordenanza que contiene el plan metropolitano de movilidad, pero la ciudadanía nada conoce. ¿Cómo está el proceso de asignación de rutas y frecuencias, la caja común, para qué se construyó la parada en la calle Tarqui para interparroquiales, continúan con igual ruta? ¿Con qué criterio estos buses verdes circulan por la Veintimilla? Con este Municipio permisivo las revisiones de estos destartalados carros se hace en otros cantones. ¿Quién controla el envenenamiento que provocan en el aire las competencias en calles y avenidas? Que los agentes de la AMT en su cómodo horario de 8 a. m. a 4 p. m. se comprometan a observar el abusivo comportamiento en la Av. 12 de Octubre de los buseros, en una zona universitaria. ¿Cuál es el problema de poner reductores de velocidad y sincronizar semáforos? 

Las calles en torno a las universidades Católica, Politécnica y Salesiana se han convertido en zona para libadores de lunes a viernes. Alcalde Muñoz, hay nuevos barrios en las laderas, ya mismo a la altura de las conocidas antenas. Y su silencio en relación al hotel Quito: ¿van a modificar la ordenanza que contiene usos de suelo y nos engañarán con ponderados matemáticos que permiten elevar 4 o 10 pisos más sobre lo aprobado? Es calamitoso el estado de la edificación. 

A casi un año de inicio de su gestión no ha generado una buena señal ni un norte positivo de que exista planificación. Si su intención es hacer una administración que trascienda, aleje a funcionarios incompetentes desconocedores de la problemática urbana y convoque a técnicos urbanísticos. Sus pasos son tan intrascendentes que quién sabe si su retrato estará en el Salón de los Alcaldes algún día.

Wagner Mauricio Mantilla Cortés