Cartas de lectores | La paz es tarea de todos
Avancemos pensando en el bien común, la empatía. El país pide unión y amor
Acabamos de pasar por momentos políticos intensos, difíciles, conflictivos, con odio, maldad, hostilidad, incluso entre familiares, amigos y conciudadanos; no vale la pena destruir relaciones personales por contradicciones políticas. El camino a una sociedad de paz se trabaja todos los días, asumiendo el rol que cada uno desempeña. No se construye con ciudadanos que no proponen, que no les importa nada, que esperan que otros resuelvan los problemas y son espectadores sin aportar nada. Hay caos por doquier; la línea divisoria entre bueno y malo, correcto e incorrecto, obsceno y decente es cada vez más fina. A diario mandatarios son acusados de corrupción, las redes sociales develan enredos amorosos locales e internacionales. Los jóvenes sobreviven en este contexto incierto, ilusionados y sometidos por ofertas tecnológicas del mercado; es tan fácil en redes añadir amigos o borrarlos. Los ecuatorianos piden a gritos paz, trabajo, seguridad. ¿Estamos conscientes de lo que significa paz? Creo que olvidamos su significado: armonía, unión colaboradora , participación, ilusionante para todos. Esa participación armónica se hace de formas distintas: reclamando derechos humanos, cubriendo necesidades primarias de un menesteroso, haciendo innecesarios artefactos bélicos, abriendo ante un niño un horizonte de esperanza y sana ilusión. Todo, conjuntamente, crea un clima de auténtica paz. Fomentar lo uno y descuidar lo otro es un desajuste. Las guerras nos lleva a reflexionar: cómo es posible tanta crueldad, la indiferencia ante el mal de los inocentes, el afán de resolver diferencias con el incremento del sufrimiento. Esta meditación nos lleva a concluir que hace falta una renovación radical de mentes y corazones. Hace falta mucho amor para comprender nuestra desesperación. ¿Para qué sirve la guerra? ¿Por qué los hombres no pueden vivir en paz? ¿Por qué esta destrucción? Preguntas sin respuesta. La guerra persistirá mientras la humanidad no sufra una enorme metamorfosis. Avancemos pensando en el bien común, la empatía. El país pide unión y amor. Alejemos el conflicto dañino y malicioso; solo así viviremos en ese mundo que anhelamos.
Sara María Garaicoa Granizo