Cartas de lectores | ¿Varios partidos o pocos, como en EE.UU.?
En muchos casos, los candidatos no contaron ni con el respaldo total de sus afiliados
Elon Musk, convencido de que tiene mucho dinero, no parece preocuparse por el respaldo político, por lo que estaría interesado en crear un nuevo partido para auspiciar una eventual candidatura suya a la Presidencia de EE.UU., en especial si se distancia de Trump, quien calificaría la idea como aventura fracasada. Veamos datos estadísticos: en EE.UU. hay una población de 346 millones, de la cual votaron 155 millones en las últimas elecciones: 77 millones al Partido Republicano y 75 al Demócrata. Los otros candidatos sumaron 3%, lo que lleva a pensar que con el tiempo la concentración será mayor en esos dos partidos. En Ecuador sufragaron 13,7 millones: 5,8 por Noboa y 4,6 por Luisa. Los otros 13 candidatos obtuvieron menos de 1 % cada uno, salvo Iza, con 5,2 % y Andrea González con 2,7 %. En muchos casos, los candidatos no contaron ni con el respaldo total de sus afiliados, pese a que el voto es obligatorio. ¿Nuestras políticas de Estado deben auspiciar la concentración del voto en solo dos corrientes (bipartidismo) o mantener el sistema actual (multipartidismo) aprobado por el Legislativo? Hay posturas a favor y en contra. La principal a favor del multipartidismo es la oportunidad de todos los ciudadanos de alcanzar el poder, lo cual democratiza el espectro social, pues en ese caso los partidos no necesitan alianzas con movimientos de extrema izquierda porque la pelea se concentra en las urnas, mientras que con el bipartidismo la disputa suele trasladarse a las calles. Los defensores de este último sostienen que facilita el entendimiento político y la gobernabilidad, ya que se requieren menos concesiones para obtener apoyo, sobre todo en el Parlamento. Sea cual sea la elección, es indispensable que al menos los movimientos cantonales (139) y los parroquiales (15) no existan, y que ninguno reciba apoyo económico del Estado. Las experiencias políticas en varios países latinoamericanos muestran las dificultades cuando se cierran las puertas a ciertos ciudadanos para gobernar, como ocurrió con Alfaro Vive, Carajo en Ecuador, o en Argentina, Chile, Uruguay, Perú, Colombia y Brasil, lo que motivó incluso la creación del Plan Cóndor. Sería interesante que EXPRESO reciba opiniones sobre este tema controversial para encontrar mecanismos que aseguren una afiliación política auténtica y no documental. Hoy muchos descalificados ocultan transgresiones penales tras hojas de vida ejemplares.
Iván Escobar Cisneros