Cartas de lectores: Que el nuevo Papa siga el camino trazado por Francisco
Actualmente hay 1.400 millones de católicos en el mundo, frente a 2.640 millones de cristianos en total
La Iglesia católica, por su relevancia, ha sido perseguida incluso por figuras como Napoleón, quien encarceló a los papas Pío VI y Pío VII. No fue hasta 1929, con los Pactos de Letrán, firmados entre Mussolini y el papa Pío XI, que se reconoció al Vaticano como Estado independiente.
El Estado de Ciudad del Vaticano, ubicado en Roma, tiene unos 800 habitantes y ocupa 44 hectáreas, de las cuales un 20 % corresponden a la basílica y plaza de San Pedro. Tiene personería jurídica y relaciones diplomáticas con 180 países, incluido Ecuador.
Se rige por una Ley Fundamental de 2001, ratificada por el papa Francisco en 2024. Aunque países como China no tienen relaciones diplomáticas, el crecimiento del catolicismo en Asia hace posible que un futuro Papa sea asiático.
Actualmente hay 1.400 millones de católicos en el mundo, frente a 2.640 millones de cristianos en total, según el Anuario Pontificio 2025. Esta magnitud refleja no solo su dimensión religiosa, sino también su influencia política, al contar con cancillería, pasaportes diplomáticos y embajadores.
Sobre el papa Francisco destaca su modestia: sin remuneración, vivió en la casa de Santa Marta en lugar del palacio apostólico y usaba transporte público en Buenos Aires. Contrasta con figuras como Benedicto IX, que vendió el papado. La venta de obras de arte para ayudar a los pobres fue cuestionada por el cardenal Cordes.
Francisco impulsó reformas ante irregularidades económicas, creando la Secretaría de Economía, segunda en jerarquía tras la de Estado. El Banco del Vaticano, antes reservado, estuvo implicado en escándalos como los mencionados en los ‘Panama Papers’. También fundó la Cámara Apostólica y la Prefectura de Asuntos Económicos, encargadas de auditar los fondos y publicar informes anuales.
Francisco enfrentó resistencias internas. Casos como los excesos del cardenal Bertone, denunciados en el libro Avaricias de E. Fittipaldi, muestran la necesidad de continuar su línea de austeridad y transparencia.