Cartas de lectores | Historia del Día del Ecuatoriano Ausente

Hoy estimo que no menos de 2’500.000 compatriotas viven fuera del país

Se llama ‘ecuatoriano ausente’ al compatriota que vive fuera del país. Al 18 de julio de 2025, se estima que unos 2’500.000 ecuatorianos residen en el exterior, principalmente en EE.UU., España e Italia. En 2024 enviaron a sus familias $ 6.539 millones, lo que representa 5.3 % del PIB. Desde EE.UU. llegaron $ 4.804 millones, de España $ 1.121 millones, y de Italia 877 millones. Conversando con Francisco José Correa Bustamante, ex cónsul general de Ecuador en Nueva York y mentalizador de esta celebración, me compartió algo realmente significativo: visité por primera vez EE.UU. en abril de 1962, cuando llegué a Nueva York para recibir tratamiento médico en el Maimonides Hospital de Brooklyn. En una fiesta organizada por don Paco Villar en un elegante club social de Manhattan para celebrar el 24 de Mayo, conocí la labor que habían realizado nuestros compatriotas desde la década de 1940, cuando comenzaron a establecerse en ese país. Me contaron que el manabita Juan de Dios Cedeño organizó la primera manifestación de ecuatorianos en Columbus Circle, conmemorando el 10 de agosto de 1809, en la que se izó la bandera nacional y se pronunció un discurso sobre la importancia de la fecha. Esta historia me motivó. Pensé: “Con esta información tengo motivos suficientes para luchar por la inclusión de un día que rinda homenaje a nuestros compatriotas ausentes en el calendario cívico nacional”. En 1992, tras informar al presidente Sixto Durán Ballén, logré que firmara un decreto ejecutivo el 23 de diciembre, estableciendo el tercer domingo de julio de cada año como el Día del Ecuatoriano Ausente. Hoy estimo que no menos de 2’500.000 compatriotas viven fuera del país. Ellos jamás olvidan su patria; por el contrario, trabajan jornadas extendidas para enviar mes a mes sus remesas a sus seres queridos. Su aporte a la economía nacional es profundo y valioso, y merece ser reconocido a nivel nacional, valorando el gran sacrificio que implica dejar atrás familia, amigos y tierra natal.

Alfredo Suquilanda Valdivieso