Cartas de lectores: Hagamos patria con el turismo ecuatoriano
Fue concejal de Guayaquil y asambleísta por Guayas con la más alta votación nacional
La ley que beneficia al turismo no está funcionando como muchos esperaban. La mayoría cree que hay una situación preocupante para quienes han luchado por años en este negocio. Se teme la intervención de muchos asambleístas. Una mayoría advierte que hay que tener cuidado con lo que se haga en adelante, pues el éxito de las empresas turísticas se da cuando la mayoría de actores del sector genera una fuerza que los haga reflexionar mejor. La tragedia del turismo empezó cuando los políticos comenzaron a pagar favores a quienes los apoyaron en campaña, sin considerar que muchos no saben dónde están parados. Un triste ejemplo fue el caso de un grupo de turistas que, encantados con un cardumen titilante de cien mil peces plateados, terminó ahogado en el fondo del archipiélago.
Si hablamos del turismo en pasado, Guayaquil fue un ejemplo para el país y la región. Cuando desde la alcaldía se lanzó en el 2000 la propuesta de mostrar una nueva cara, no se cambió la estructura original, sino que se potenció con el esfuerzo conjunto de lo público y privado: cerca de 24 mil metros cuadrados de construcción, diez monumentos, dos puentes internos y dos torres miradores conformaron el actual Malecón. Tras la administración de León Febres-Cordero, líder que convirtió a Guayaquil en símbolo de nobleza y a Ecuador en un lugar sagrado donde vivir, se ganó presencia en Sudamérica. Sin embargo, lo que fue la Perla del Pacífico hoy es recordada como una de las ciudades más corruptas de América. Si queremos que el turismo recupere visitantes extranjeros debemos dejar una marca que perdure en propios y extraños, aportando ideas claras sobre lo que cada gobierno debe hacer. El país necesita gente talentosa, no ladrones de cuello almidonado. Necesitamos nuevas alianzas que impulsen el desarrollo turístico, incluso mediante cruceros con clientela global. Alguien dijo que lo ideal sería tener el corazón en la cabeza y el cerebro en el pecho, para pensar con amor y amar con sabiduría.
También debemos reconocer el trabajo de doña Gloria Gallardo Zavala. Lo que comenzó desde muy joven, lo consolidó al final de su carrera periodística, dando nombre y rostro al turismo guayaquileño y ecuatoriano. Fue concejal de Guayaquil y asambleísta por Guayas con la más alta votación nacional.
José Emilio Ruiz Ortiz