Cartas de lectores: Chulluype, playita hermosa escondida

Chulluype es un oasis de paz visitado por quienes buscan degustar ricos platos marineros

Perlita escondida que enamora por tu hermoso encanto, rinconcito de playa de maravilloso paisaje marino. Es el balneario de Chulluype, Santa Elena, que toma su nombre de la punta Murciélago o Chulluype que divide su playa, notando el contraste de arena fina y gruesa en sus límites rocosos. 

En el relieve de la punta se levantó una vieja construcción abandonada conocida como El castillo, que motivó más de una rencilla de su dueño y los pobladores, pues puso cerca para evitar el paso por el lugar. 

El pequeño balcón marinero dónde está la vieja construcción es un mirador desde donde se puede observar el paso de las ballenas jorobadas en épocas frías, y los grandes buques que llegan a cargar combustible al muelle de Cautivo, en La Libertad. 

En la noche es un idílico sitio para enamorados. Ubicado en un ribete costero entre Ballenita y La Libertad, se puede llegar a él en transporte urbano (líneas 7 y 11). La pequeña ensenada de unos 800 metros, cubierta de fina arena, invita a pasear admirando su muro natural y varias villas vacacionales. 

El surfista Victoriano Losada, en la década de los 70 descubrió buenas olas para practicar surf y llegan ávidos aficionados de este deporte, por lo que varios eventos se realizan en temporada de playa.

Chulluype es un pueblito mágico que merece ser descubierto. Un lugar para sentarse en su orilla y contemplar el ocaso. En las cabañas y restaurantes encontrarán platos marineros a base de langosta, pangora y peces que capturan sus habitantes en áreas que solo ellos conocen. Rafael Roca, descendientes de uno de sus primeros pobladores afirma: “mis abuelo desde muy joven estuvo dedicado a la pesca en su pequeño bote a remo. Entre ir y venir, en cierta ocasión pasó frente a la playa de Chulluype, y desembarcó; vio que era un lugar solitario y decidió probar con sus pequeñas redes. Tal fue su fortuna que logró capturar langostas grandes”; en 1945 se quedó en el lugar.

Una costumbre de Chulluype es colocar la mesa de muerto en honor a los finados, siendo el lugar concurrido el 2 de noviembre por servir exquisitos platos marineros. Junto al poblado se encuentra la desembocadura de un río y su orilla se cubre de manglares; los pobladores antaño también obtenían sal de pequeñas pozas en la ribera del cauce.

Chulluype es un oasis de paz visitado por quienes buscan degustar ricos platos marineros y un idílico lugar para ver la caída del sol o el alba del amanecer.

Evelio Patricio Reyes Tipán