Cartas de lectores | El centralismo y los recursos hídricos
El agua es vida y no podemos vivir sin ella; su uso eficiente por el ser humano y la agricultura requiere de grandes obras
En los últimos años hemos tenido problemas por exceso y falta de agua, lo que frena el desarrollo, cuya responsabilidad primaria recae en los gobiernos central, regional y seccional, sobre todo a partir de 2009 en que se desmanteló el aprovechamiento, control y manejo de los recursos hídricos al desaparecer las corporaciones de desarrollo regional encargadas de dicha actividad. Directa e indirectamente, las universidades públicas minimizaron o desaparecieron la orientación de hidráulica por la poca demanda de estudiantes que veían mermadas su posibilidad de trabajo al desaparecer sus fuentes de empleo y tener centralizada dicha actividad en la capital. No estamos preparados para que esta situación cambie, entre otros aspectos, por ignorancia, mala fe o centralismo que posterga el desarrollo de las regiones del país. El Estado tiene hoy la gran posibilidad de cambiar esta situación que amerita un giro de 180 grados. Las nueve corporaciones desaparecidas, entre ellas Cedegé, CRM, Predesur, CREA, con más de 40 años vinculadas al desarrollo, realizaron proyectos de riego, embalses, trasvases de agua, etc., en el área de su jurisdicción, que marcaron el desarrollo de la región y el país, junto a otros proyectos que han quedado postergados, y hasta hoy se sigue esperando su reactivación. En 2009 nos retrocedieron 50 años en el aprovechamiento, control y manejo de nuestros recursos hídricos (a dicha época ya llevábamos una desventaja de 120 años, tomando como referencia que el desarrollo del río Misisipí, EE.UU., se inició en 1850). Los bienes de las entidades desaparecidas pasaron a una serie de instituciones y las competencias de riego y drenaje a las prefecturas; el último proyecto de esta naturaleza se realizó hace más de 20 años. Es imperioso que la situación cambie para minimizar la vulnerabilidad física y social por falta y exceso de agua. La prevención de riesgos debe hacer realidad el aprovechamiento racional de los recursos hídricos como el camino idóneo para alcanzar el desarrollo. El agua es vida y no podemos vivir sin ella; su uso eficiente por el ser humano y la agricultura requiere de grandes obras de infraestructura hidráulica que lamentablemente están siendo postergadas por este esquema burocrático que frena el desarrollo. Las universidades deben contribuir con una gran oferta académica que prepare a profesionales altamente capacitados en hidráulica, que puedan participar activamente en proyectos de desarrollo hídrico cuando estos se reactiven.
Jacinto Rivero Solórzano