Cartas de lectores | Bahía de Caráquez: cinco meses sin agua potable

En 1965 se inauguró la Planta de Tratamiento de Agua Potable La Estancilla

Bahía de Caráquez pronto cumplirá 150 años de cantonización. Fue uno de los principales puertos del país, lo cual motivó la construcción del ferrocarril Bahía-Chone, 1912, para facilitar el traslado de productos de exportación e importación. Su crecimiento fue vertiginoso los primeros 70 años; luego fue decayendo por la dificultad de ingreso al puerto debido a la natural sedimentación y por no tener eficiente abastecimiento de agua para uso humano por lo lejano de las fuentes de agua dulce. En 1965 se inauguró la Planta de Tratamiento de Agua Potable La Estancilla, para abastecer a la ciudad a través de una conducción de 48 km de longitud, dando lugar a la mancomunidad que involucró el abastecimiento a los cantones Bolívar, Tosagua, Junín y San Vicente. Debido a problemas técnico-operativos que no se han resuelto a aún, la ciudad ha padecido intermitentemente de desabastecimiento de agua potable. En la actualidad no la recibe ya por cinco meses y sin signos de solución a corto plazo, pese a que según los operadores se han invertido ingentes recursos, lo que ha incluido hasta repotenciar equipos obsoletos. Pero el resultado es el mismo: falta de agua. Frente a ello solo es posible argumentar falta de capacidad técnica, corrupción o ambas, adicionado al ingrediente político. Existe el diseño de un proyecto de abastecimiento de agua potable para Bahía de Caráquez y Leónidas Plaza que capta agua del río Carrizal un poco antes de llegar al estuario. Este ha recibido críticas, a mi criterio infundadas o no documentadas, entre las que destaca la excesiva turbiedad y el peligro de tener en la captación presencia de pesticidas o metales pesados que provienen de sistemas de riego aguas arriba. Guayaquil tiene su planta potabilizadora en el río Daule, a 25 km de la ciudad y aguas arriba existen miles de hectáreas de riego sin que tenga problemas, excepto exceso de turbiedad en periodos de lluvias extremas, lo cual siempre está considerado en este tipo de proyectos. Se hace imperioso escoger, en el marco de la ley, un aliado estratégico privado y firmar un contrato de prestación de servicios para que invierta, bajo su responsabilidad y riesgo, en la construcción del proyecto, administre el sistema y se haga cargo de la distribución, comercialización y cobranza. En este esquema la responsabilidad es del privado y las regulaciones de tarifas y demás serán dadas por la municipalidad, que a su vez será responsable de velar por el cumplimiento del contrato.

Jacinto Rivero Solórzano